Los libros son espejos; Se ve en ellos lo que uno ya lleva dentro.

viernes, 20 de abril de 2012

Escena


Las lentes de mis gafas, se hallaban empañadas en medio de la muchedumbre de una mañana invernal en un barrio de la ciudad. El sabor amargo del café hacia que mi paladar despertarse para poder apreciar el tierno pan recién hecho pintado con una suave capa dorada.
Levanté la vista, dejando que mi cuello respirara entre la bufanda que abrigaba el huesudo cuello que sostenía la alocada cabeza que observaba la silueta que portaba el viejo delantal desteñido por el paso del tiempo. Ese tiempo, que me hacia vivir por las mañanas entre movimientos de vaivenes de personas divagando entre las mesas, y que más tarde moría cuando mis piernas se hacían fuertes para alejarme de ese utópico mundo, en el que solo ella permanecía.
Corto pero suficiente…. - ¿ Lo de siempre? – resobaba mientras mi mirada se perdia entre los pliegues de sus labios teñidos de rojo. – Si, por favor – titubeaba mientras mi mente gritaba atormentándome pidiendo una mirada, un atrevimiento, o quizá… Quizá un beso.

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