Los libros son espejos; Se ve en ellos lo que uno ya lleva dentro.

martes, 15 de noviembre de 2011

Cambio


Y ahí estaba, esperándome, en el sitio de siempre, aguardando mi llegada, anhelante.
Mirada baja,-el suelo brilla-, observo, pensando que el momento tardaría más aun en llegar, las pisadas suenan, parecen un compás, pero sigo avanzando, más lenta, alargando un segundo el instante que pronto iba a llegar.

Alzo la vista, de reojo, tan solo un momento, pero ya no estaba, no había nada, desapareció.
Una mueca, media sonrisa aparece en mi rostro, como un susurro entre el ruido,  una luz en las tinieblas… tímida, escondida…

¿Por qué huyó? ¿A caso fue una huida? ¿O tal vez se desvaneció?
No sé, solo sé que desapareció; lo vi y se esfumó, cual llama en el vacío.

Quizá no fue más que una vaga ilusión, miedo, temor, desconfianza, pavor, que hicieron ver lo vacio.

Quizá nunca estuvo.

Quizá no existió.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Cuestión de tiempo

No puedo jugar contigo –dijo el zorro–. No estoy domesticado.
– ¡Ah perdón! –dijo el principito–.
Pero, después de reflexionar, agregó:
– ¿Qué significa “domesticar”?
– No eres de aquí –dijo el zorro–. ¿Qué buscas?
– Busco a los hombres –dijo el principito–. ¿Qué significa “domesticar”?
– Los hombres –dijo el zorro– tienen fusiles y cazan. Es muy molesto.
También crían gallinas. Es su único interés. ¿Buscas gallinas?
– No –dijo el principito–. Busco amigos. ¿Qué significa “domesticar”?
– Es una cosa demasiado olvidada –dijo el zorro–. Significa “crear lazos”.
– ¿Crear lazos?
(…)
Al día siguiente volvió el principito.
– Hubiese sido mejor venir a la misma hora –dijo el zorro–. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres.
Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto; ¡descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes a cualquier hora, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón… Los ritos son necesarios.
El Principito. Antoine de Saint-Exupéry.