Sueños que perturban las noches del cálido verano, y quizá no solo noches, sino pensamientos diarios de acaso, una vida muy alejada de la realidad… Tanto, que abres los ojos y ese dichoso parpadeo de apenas unas milésimas de segundo se convierte en un eterno viaje que separa dos mundos dispares por completo, pero unidos a la vez.
Quién sabe si descansar en esta vida, no sea más que desear más allá… Y vivir experiencias que el miedo no deja probar. Algunas, caprichosas, borradas al despertar; otras en la memoria tras minutos de poca lucidez; Y las demás bajo llave como recuerdos de una ilusa noche de trayecto soñoliento.
Sueños… solo sueños.
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