Recuerdo la casita de juegos que tenia cuando era pequeña, una minicasa construida a mi medida.
A mi medida, esa era la clave, disfrutaba de la sensación de sentirme grande, “mayor”.
No hace mucho quise recordar la sensación, volví a mi minicasa, todo había cambiado, me sentí enrome, desproporcionara, fuera de escala, incomoda, como expulsada de aquen espacio de la infancia que abandoné casi de inmediato.
Temí haberme hecho mayor para siempre….